13/1/08

Arquitectura gótica

El estilo gótico se desarrolla desde mediados del siglo XII y se prolonga, en algunos sitios, hasta principios del siglo XVI.

El extremado crecimiento vertical de la arquitectura gótica origina y explica las particularidades estructurales y ornamentales de este estilo. Los luminosos ventanales cubiertos de vidrieras que ilustran la historia sagrada y los grandes rosetones que decoran la fachada, las paredes y el ábside, se abren en unos muros que han dejado de cumplir funciones portantes. La estabilidad del edificio se fundamenta en un esqueleto de altos pilares compuestos y un sistema de compensación de empujes laterales en el que los arbotantes y los contrafuertes desempeñan un papel fundamental.

En el gótico, se crea un sistema muy diferente al románico en el que son necesarios los 3 elementos: Arco apuntado, Bóveda de crucería y Arbotante.

Este sistema se basa en la transmisión de fuerzas hasta llegar al suelo, esto provoca la liberación de los muros y da lugar a la posibilidad de abrir grandes huecos para vidrieras, rosetones...
Se trata de un orden lógico en el cual hay una correlación entre los elementos sustentantes y los sustentados.

Se buscan espacios luminosos, que simbolicen el cielo, y consiguen que entre tanta luz que tiene que colocar vidrieras.

El arco apuntado contribuye a la verticalidad de los edificios, es un arco mucho más seguro que otros (1/2 punto...), se trata de una distribución más racional de las fuerzas y cargas.

Hay un gran salto de la bóveda de aristas a la de nervios o crucerías, el hecho de llegar a conseguir esto, supuso la culminación de la búsqueda de los grandes espacios interiores, antes, en el románico los edificios eran más macizos.

El arbotante es el elemento que traslada la fuerza y el peso al exterior del edificio desde los puntos donde se apoya. También sirven para canalizar el agua y que caiga los más alejado posible de los cimientos.

Las bóvedas de cañón resultaban desproporcionadas debido al gran tamaño de las columnas y de los muros que no se podían oradar. Son las responsables de la solidez de los muros.

La bóveda de crucería era más fácil de construir y reparte mejor los pesos. En un principio era sexpartita, posteriormente se hizo cuatripartita; y a finales del s. XIII aparecieron los terceletes, que se unían en sus extremos pareciendo bóvedas estrelladas. Luego se llega a una mayor complicación de las bóvedas con la aparición de los nervios combados que unen las puntas de las bóvedas. Poco a poco se van complicando las bóvedas.

Los arbotantes surgen ante la necesidad de retener el peso central y para canalizar el agua y hacer que caiga alejado de la zona de los cimientos.

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